miércoles, 26 de mayo de 2010

Introducción

La vida de las abejas es una fuente encantada. Cuanto más se esfuerza uno en agotarla, tanto más abundantemente fluye.
Para quien, a pesar de todos los adelantos de la técnica, mantiene despierta su sensibilidad para con la naturaleza, el conocimiento de la vida de las abejas será una fuente de alegría y sorpresas. Para el apicultor, esta es la razón de su éxito.
El amigo de la naturaleza tene dos maneras sencillas de trabar conocimiento con las abejas: si va paseando, cualquier tarde calurosa de primavera o de verano, hasta un vergel florido, o hasta un prado en plena floración, las verá afanosamente ocupadas en visitar las flores y si llega hasta poseer un colmenar podrá contemplar el ajetreado ir y venir, entrar y salir de los animalillos por las piqueras o accesos de entrada en sus viviendas. Estas viviendas denominadas colmenas, cada una será todo un pueblo de abejas, con muchos miles de habitantes.

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